Todos mundo los conoce, sabe de ellos, en algún momento de nuestras vidas nos lo hemos cruzado por la calle, en el colegio o los hemos visto jugando y correteando por ahí... y se preguntarán como ellos vivirán, si vive bien o mal, si son feliz o no, si son conscientes de sus actos, si piensan igual que yo...Muchas interrogantes surgen al verlos. Pues bien les responderé estas preguntas con el claro ejemplo de una persona muy cercana a mí, y es mi primo Renato, les responderé a manera de relato.
El es un niño muy alegre de 11 años, va al colegio como cualquier niño y es aceptado en el, le encanta la música, realmente le fascina la música, se podría decir que no puede dejar ni un solo día de escucharla. Tal es su fascinación y su buen oído que con tan solo escuchar la música va marcando el paso con sus manos, con algún objeto que tenga en la mano o al alcance. En el Perú, tenemos nuestro tradicional "Cajón Peruano" y que mi primo aprendió a tocarlo sin necesidad de un profesor solo viendo por la televisión el movimiento de las manos.
Ellos son niños realmente muy felices, lo puedo ver en mi primo cuando juega, cuando simplemente duerme, come, ríe, la pureza de sus actos y de pensamiento cuando habla y juega, que hoy en día se han ido perdiendo. Por eso al verlo y jugar con el, uno realmente se diviértete porque disfruta cada momento. Además de ser un niño feliz, nuestra familia lo ayudó mucho, nunca lo tratamos como un niño con privilegios o al contrario sin ellos, sino que fue incluido, aceptado y tratado como cualquier otro integrante. Esto estimuló para que él, no sea un niño cohibido, y puede realizar ciertas y simpáticas bromas entre nosotros.
Por último, el es un niño que si se da cuenta de sus actos, no siempre, pero sí, y por esa misma razón que se puede molestar, responder mal, sentir vergüenza pero al igual que puede sentirlo también se olvida y le pasa ese mal estado de ánimo.